El encierro

El viejo pensante

 Hace mucho tiempo que no escribo. El ejercicio de transcribir se ha complicado, como un cuerpo fuera de ejercicio. El hecho de intentar reflexionar me deprime demasiado. Es como una sensación de gravedad tan potente en la cabeza que la más minúscula tarea se convierte en un abismo. La resiliencia que pensaba poseer desaparece sin rastro alguno. Algunas palabras flotan en mi cabeza así como chispas inútiles buscando que catalizar, pero vuelvo al epicentro de la nada. La nada que sucumbe todo deseo de realizar algo para cambiar la rutina. Esto es no es facil. El encierro es como una reducción del potencial para realizar aquello que no haz hecho aún. 

La lectura continua pero en un ritmo de marea, a veces su presencia es fuerte y otras no tan fuerte. Tengo tanto por leer y no leo nada. No se a donde voy a llegar. En mi bagaje mental, disfruto asimilar como si mi cerebro fuera una computadora. El procesar información me ayuda a mantenerme vivo, brinda un poco de propósito a la existencia. Al igual que la observación, la constante alimentación de informacion para llenar un espacio el que va proveer absolutamente nada en cualquier momento. Continuamos escribiendo y como resultado me esta haciando reflexionar. 

Como extrañaba hacer esto de escribir aqui, me cuesta trabajo pero continuo. Que únicas ganas de viajar. Se supone que fueramos a visitar París y Amsterdam pero el maldito virus paralizó el mundo. Al parecer así continuaremos por los próximos años, encerrados y pensando en lo que hibamos hacer. Este encierro no ha sido facil, lo he tomado un día a la vez. Sobrevivir hoy, para mañana pues que carajos a ver si mejora la situación. Es interesante como todo esto ocurre en proximidad de las elecciones, la realidad y las prioridades cambian tan rápido que uno se pierde en todo este mierdero. Al menos estoy bien y no me hace falta dentro del materialismo. Continuare con este intento estoico a ver si sobrevivimos.