Una isla donde la gran mayoría de sus ciudadanos no tienen noción que viven en una colonia ni el significado de esta. Una isla donde la gran mayoría prefiere orar a dios y esperar que la solución a sus problemas económicos se resuelvan “milagrosamente” o con ayudas gubernamentales “made in USA” porque siempre es más fácil esperar sentado.
En un día muy normal solo te toma varios minutos a chocar con esta realidad sobre cómo esta pestilencia se respira y muchos deciden llamarla “cultura” ya que sólo en una colonia se concibe tan desgraciado e injusto modo de vida para todos aquellos que preferimos salir y esforzarnos para obtener la materia o intercambio trabajando. Pagas por un servicio y a cambio recibes una chapucería que sientes que tu dinero te lo robaron. Un servicio garantizado que nunca se completó o logró, ¿por qué esforzarme a brindar excelencia si me incentivan por no hacer nada?
¿Por qué debería salir todas las mañanas a mi trabajo a dar el máximo si puedo estar en mi casa viviendo y la solución a mis problemas llega todos los meses a mi correo? Somos diestros en tergiversar esas oportunidades que ocurren para ayudar a otros para intentar tener remuneración y tomar a estos por completos idiotas, cuando no utilizan la oportunidad para ayudar a otros e intentar mejorar el trato social a cambio de nada. Es la constante espera de esa oportunidad que cae del cielo donde me aprovecho de ti e intento quitarte tu dinero a través de un servicio pobre.
Cada día que pasa, añoramos más el porvenir de esa ilusión que un día nos toca la suerte y no tenemos que esforzarnos más por los bienes o necesidades a cumplir. El rechazar completamente vivir una vida justa llena de esfuerzo y motivación por ganarse las cosas justamente, porque siempre será más fácil orar que caminar.
Aquellos que queremos hacer el cambio, ir a través de la igualdad y exigir por lo merecido luego de tanto esfuerzo, es callado y sucumbido en un abismo creado por estos mediocres e infelices que hacen del vivir un infierno con su más mínimo esfuerzo. Donde siempre descansan en la pregunta: ¿Por qué complicarme las circunstancias si todo llega tarde o temprano, sin necesidad de salir a buscarlo?
Mientras el sistema ayude más a estos mediocres que prefieren la simplicidad de las cosas con bendiciones, soluciones sencillas, tendremos esta división de clase en los que preferimos la complejidad de las circunstancias y sacrificarnos más para enseñar a nuestros hijos una cultura diferente y de constante esfuerzo.
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